(Mazurka. Chopin. Artur Rubinstein)
Oír el viento soberbio:
cómo anquilosa la urbe,
su patético trasiego,
con dictado incontestable.
Agradecer su dominio
insuflándole más fuerza
con delicado piano.
Oír el viento soberbio:
cómo anquilosa la urbe,
su patético trasiego,
con dictado incontestable.
Agradecer su dominio
insuflándole más fuerza
con delicado piano.
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