(un poema de José Luis Parra)
Febril actividad
de esa mujer... Me inquieta y me conmueve.
Su risa luminosa, turbadora,
que a veces me da miedo, pues intuyo
el oscuro poder que la sustenta.
La miro y la estoy viendo
a la otra agazapada, inmóvil, vulnerable,
la mujer aterrada
que entierra su pavor, su vivo desamparo,
con paletadas de ávido ajetreo,
tras el ángel protector de su sonrisa.
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