domingo, 10 de enero de 2010

Esa voz y er Karlos

No recuerdo haber leído la novela de Robert Louis Stevenson; “El Extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde”. Sé algo de dicha obra, a través del cine o la televisión, pero, lo que me ha llamado la atención, es que me ha invadido un recuerdo de una experiencia personal, ya pasada, que hace que me sienta un poco como el, o los protagonistas de esta novela.
Desde el primer nacimiento, fui creciendo, aprendiendo a jugar en esta vida, tratando de seguir las pautas que mi familia, mi entorno y mi escuela, me mostraban. A veces me distraía, y eso mismo me enseñaba cómo volver al sendero elegido. Con el paso de los años, todo seguía el curso elegido y parecía que no cambiaría jamás. A veces, en determinadas situaciones, emergía una voz interna que descolocaba todo mi ser, pero con esfuerzo y mucha calma, lograba acallar sus gritos y restablecía mi orden interno. La vida avanzaba de mi mano y juntos dibujábamos y dábamos color al horizonte.
Un día y de manera fortuita, la luz se apagó, no se veía nada, me sumergí en un estado en el que estaba dormido, pero los sueños se habían ido, dejándome inmerso en un océano tan oscuro como vacío.
Así pasaron los días hasta que, nuevamente y de manera fortuita, abrí los ojos y vi algo de claridad. Todo era nuevo, no conocía nada ni a nadie. Al pasar los días, fui recuperando algún ínfimo recuerdo. De manera externa y a la vista de todos, “er Karlos” había vuelto. Pero no compañeros, “er Karlos”, aún estaba muy lejos. Fue esa voz interna, la que a veces aparecía y se apoderaba de mí en algunas circunstancias, la que se hizo fuerte en mi letanía y logró emerger, llevándose consigo mi cuerpo. Este fue el inicio de “La dictadura de una voz interior”.
Esta voz nació conmigo, sólo emergía en situaciones concretas porque no resultaba agradable su presencia. La tenía oculta, encerrada con todas sus amistades que eran, el odio, el engaño, la venganza, la violencia y un sin fin de sensaciones de esa calaña. El día que se fueron los sueños y solamente dormía, fue cuando se abrió la puerta de su cueva y “esa voz” y sus súbditos, se levantaron y se apoderaron de todo cuanto tenían a la vista. Debo reconocer que tan malvado plan, estaba muy bien organizado, pues “esa voz”, dirigía a todos sus lacayos y éstos a ciegas, acataban sus órdenes logrando su primer objetivo que era aparentar normalidad ante todo el exterior. Esto se consiguió poniendo al engaño como principal actor, que maquinaba un sin fin de historietas para transmitir normalidad. Como en toda acción impuesta, aquí existía también un grupo reducido de seres que se oponían a dicha voz y resistían a sus ataques internos. Ellos fueron los responsables de “buscarle las cosquillas” o los puntos en los que flaqueaba la voz, para hacerla salir de su escondite y así, dar una señal de alarma a todos los que estaban fuera. Pasaban lo días, las semanas, los meses y de tanto hacer salir a “esa voz”, ésta se acostumbró al exterior y permanecía a la vista de todos cada vez más tiempo. Esto fue su mayor error y a su vez la mayor fortuna para “er Karlos”, que no se sabía dónde estaba y las frecuentes salidas al exterior de “esa voz”, mostraron su lejanía. Sus familiares, amigos y amigas, se dieron cuenta de que eso que salía, eso que insultaba, eso que amenazaba, eso no era “er Karlos”.
A partir de entonces, se fue creando un escudo de familiares, compañeros y compañeras que repelían los ataques de “esa voz” y sus lacayos. Escudo, que concentraba su poder en la manera de ignorar los ataques en forma de engaños, falsos llantos, insultos y amenazas.
La estrecha colaboración de todos hizo que “er Karlos” tomase cada vez mas fuerza, fuese un poco más consciente de su realidad y lograse salir a flote.
Al volver a su cuerpo, “er Karlos” no hizo lo que “esa voz”, él habló serenamente con ella tratando de llegar a un acuerdo feliz para ambos. Lo que era evidente es que tenían que convivir, no solamente ellos, también esos otros sentimientos, sensaciones, ideas, sueños, ilusiones…
Iniciaron un íntimo viaje en el que todas las voces existentes salieron a la luz y hablaron de sí mismas, de lo que querían y estaban dispuestas a aportar para conseguirlo. Fue dura la tarea, aún lo sigue siendo y siempre lo será, pero es la mejor manera que todas las voces internas, han encontrado para sentirse libres, para actuar, para jugar, para aprender, para enseñar, para convivir y para vivir.