domingo, 23 de marzo de 2008

Rozando el final se presenta el inicio


Se hace presente el festival tembloroso de tu cercana llegada. Se espesa mi mente pensando en qué puedes contigo traer. Afloran ilusiones, trato de disuadirlas para concluir pensando en no pensar. No pensar para serenar el turbulento estremecimiento que mora en mi piel. Una esperada llamada confirma nuestro encuentro. Me pongo en marcha para acudir allá donde permaneces.

No consigo contemplarte en plenitud, pero oigo tus silbidos que me obsequian recuerdos tan olvidados como presentes en mí.

Un adiós fue dicho señalando el futuro encuentro, en el cual, me mostrarás algo más que logre impregnarme con tu luminosidad.

Esperaré tal momento, sumido en la felicidad hoy alcanzada. Avanzaré sin atajos y sin miedos, coloreando la senda en la que nos volvamos a ver.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Evanescente es el aliento, que mis dedos humedece, entre los arrecifes de la madrugada. Espirales en las sienes agudizan el oído.

Su silenciosa mirada me grita, me atrae y me embauca para que la deje reposar en mi regazo. Mis manos recorren sus infinitos senderos y dan a luz sus gemidos, iniciando nuestro, más íntimo, diálogo.

Sumergidos en un placentero llanto, viajamos de la mano, recorremos innumerables horizontes.

Se evade el tiempo, las palabras de mis dedos son dichas por su suave y rítmica melodía, que nos invita a bailar, hasta quedar exhaustos y reposar en nuestros sueños.

lunes, 10 de marzo de 2008

Poema de Julio Martínez Mesanza

Tu alma es la última patria de la mía.

Mi alma le es a la tuya indiferente

como todas las almas a sus patrias.

Mi alma insiste en amar tu indiferencia

como las almas insensatas aman

su desolada patria indiferente.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Luz que te enciendes y apagas en una noche silenciada por lejanos rugidos de gigantes de acero.

El aire transmite un frío aliento que enmudece a mis dedos. No hablan, solamente escuchan y se quejan de vez en cuando. Murmullan, en secreto, gestos entre ellos. Este helado suspiro da calor a mi cuerpo pero vosotros no lográis avivaros. Os sentís ultrajados, burlados, no queréis seguir motivando al hilo conductor de mis sentimientos. Os vais sin percataros que el que huye soy yo. Me marcho como aprendí a temprana edad. Elijo mi senda y doy firmes, pero sigilosos, pasos hacia cualquier lugar. No puedo, ni quiero participar en esta absurda conexión inexistente, os desligáis de mí y el que inicia su partida soy yo.

No comprendo vuestro silencio al daros plena libertad para expresaros.

-¿Queréis que ordene vuestras palabras?

-Algo así jamás haré.

Debéis seguir vuestro camino sin mi y yo el mío sin vosotros. Si existe un lugar que nos reencuentre, amados dedos parlantes, allá nos veremos y acordaremos la nueva alianza.

Hasta ese momento, deseo que sea feliz vuestra aventura y logréis disipar el gélido hálito, de esta noche, que nos desliga.

martes, 4 de marzo de 2008

Soy pero no soy

Cansado de esperar, seguiré esperando ante la imposibilidad de poder actuar. Actuar para qué, para quién, para cuándo, para dónde.

Actuar para no dar ni un paso más. Permaneceré estático sin tan siquiera parpadear. Mis hilos, tensos descansarán, lucharán para no ser esparcidos por la inmensa nada.

Ellos son fuertes pero pueden flaquear y con ello hacer que surjan astillas. Astillas que acaricien suavemente, embelesándome, para conseguir su cometido, que no es otro que fragmentar esos hilos de conexión.

Quiero resistir y unirme a ellos, a su tenso descanso. Lo que no puedo es divisar un horizonte que me hable, me mire y me ayude a perpetuar la tensa espera.

Se muestra ante mí un paisaje blanco, nueva perspectiva albina que tendré que colorear.

Mi cuestión es; ¿para qué?, ¿para ser?, ¿para estar?

Me respondo; ¡para ser! Esto me dirige nuevamente a ver que soy, pero no soy.

lunes, 3 de marzo de 2008

Livianos destellos se abrazan y emanan arroyos luminosos. Traéis con vosotros una dulce fuente de sosiego que clarifica tan turbios sumideros. Profundas simas madres del albor. Un albor que presenta un divertido y acordado juego con las palabras. Con él se desglosan recónditas emociones, para así, avanzar la senda por sus vías aún más sólidas y reforzar nuestra intrínseca conexión.

Llegan infinitos manantiales de libertad para decidir el instante de dar el soplo y germinar en la esfera más dispar.