viernes, 1 de junio de 2012

Una noche en la puerta del Indio, hace ya una pila de años. Aunque, a lo mejor, era en la puerta del Lucas...


Aparece frente a mí la vieja libreta ensangrentada, cargada de letras, escritas la mayoría, en noches de bares, escalones y aceras. La estoy ojeando, me paro y me río cuando leo, y al leer veo, esa noche en la que, al parecer, un personaje, que pasaba por detrás de donde yo estaba sentado, se arrepintió y decidió no estamparme el litro en la cabeza.


"Noche caótica, la tormenta se aproxima lentamente. Una voz, lejana, penetra con fuerza en nuestras cabezas. Paso a paso se aproxima hasta que su sonido es atronador. Comienza el diluvio: maldiciones, insultos, amenazas, son escupidos desde lo más interno de ese común ser. Él, se ha sentido ofendido y para recuperar su calma, ha descargado su ira sobre nosotros. Intimidar es sinónimo de; "Hoy me siento bien".

Mientras tanto, yo, un espectador ausente. Ninguna reacción ante sus mugidos, mi cuerpo descansa sentado. El cerebro huérfano de estímulos. A mi alrededor nada resulta coherente. Ante este paréntesis absurdo, busco fuera de mí algo que comprender, y no encuentro nada. Voy a rendirme, voy a sucumbir ante tal situación y, de repente, alguien me llama con sus ojos. Alguien me dice; gira el cuello y mira hacia aquí. Eso hago y en ese instante, chocan dos miradas similares que riegan ese ambiente de incomprensión

Un nuevo mundo ha nacido, o quizás, no se ha creado, estaba ahí y solamente había que encontrarlo. Al mirar hacia un lado, contemplo la oscuridad, el mal que emerge de aquellos labios. Si cambio la dirección de mis ojos, aparece la comprensión, se materializa la bondad.

Con su sola mirada, ella, ha conseguido bajar el volumen de los alaridos de la "bestia". Una mirada que ha hablado y juntos, hemos encontrado una sincera manera de comunicarnos.

- He sentido tus pensamientos, me he visto en tu interior. He viajado a tu cuerpo, me he cambiado de persona. He sentido lo que tú, por un momento, tu vida, la he sentido, mi vida.

Muchacha en silla de ruedas, tu mirada me ha hecho creer en lo bueno, sentir que no todo son mentiras y odio. He visto en ti una luz bondadosa, apuntando con fuerza, hacia el lugar donde habita la comprensión mutua."