lunes, 17 de octubre de 2011

Casi 29, ¿y ahora?.


Avanzaba el año por su segunda mitad. En dicho año, él cumpliría  veintinueve pero algo se interpuso en su camino.
La vida había llevado su curso habitual. Desde que nació, un día de Noviembre, fue creciendo, aprendiendo y disfrutando cada etapa de su vida. Cada una de ellas, había llegado en su momento hasta que, en  el año señalado, la vida lo catapultó desde su juventud a una vejez prematura. Prematura porque aún no debía llegar y vejez por su, recién iniciada, manera de mirar. De repente y sin llegar a los mencionados veintinueve, se sentiría anciano.
Aún lo siente así, o como se llama a sí mismo; "aprendiz de anciano". Sus ojos se paran atentos, cuando alguno de los verdaderos mayores pasa por su lado. Él observa, se fija, escucha, sonríe, habla, conversa y,  presta más atención de la que acostumbraba, a todo cuanto sea capaz de recibir de cualquiera de estos guías. Y no por pensar en el mañana, él lo hace porque le ayuda a avanzar en su día a día. Mucho de lo que observa o recibe, lo intenta poner en práctica al instante, sintiendo que sus pasos son más seguros, gracias a los obsequios dados por cualquiera de éstos compañeros o compañeras paseantes.

lunes, 10 de octubre de 2011

Un sinfín de pequeños hilos nerviosos recorre todo mi cuerpo. Será miedo, impaciencia, anhelo, ilusión,…

No tengo ni idea, pero algo está ocurriéndome. Tengo alguna pista, que puede ser certera, pero no quiero pensar en ella ni en ninguna, sólo quiero llegar, ser y estar.


Quiero probarme, quiero sentirme, quiero descubrirme.
Quiero mirarla serenamente y que me susurre el mejor camino para recorrerla.
Quiero aprender a pasear por las infinitas líneas que dibujan las sombras en su figura.

Mañana veremos.





domingo, 2 de octubre de 2011


La mochila preparada la noche anterior. El sueño llama temprano, pero es interrumpido varias veces por las ganas de que amanezca y comience el día. Entre estas interrupciones, llega la definitiva y el sol acaricia la ventana. Un sol, que hoy es gris por la niebla levantina del amanecer.
El agua moja el cuerpo y ameniza el despertar. Más tarde, el café dará sabor a esta mañana. Mañana que presenta sentimientos del ayer. Es algo así como una vuelta, un reinicio, un redescubrimiento, o simplemente es; continuar el sendero. Ese que llama con señales inequívocas a este ser interior que, tras otra inmersión, vuelve a emerger empujado por nuevos vientos.
Vientos que lo conducirán a cualquier lugar.
Hoy, el lugar es tan atrayente como ameno. Allí, se respira el aprendizaje que ofrece la observación de otras vidas. Vidas muy cercanas y desconocidas. Vidas que regalan vida.
Un movimiento, un color, un sonido, una imagen; son presentes ofrecidos a estos ojos que observan, ingenuos y serenos. Un descubrimiento tras otro revelando mundos que vuelan alrededor del mundo.

Águila Pescadora