domingo, 4 de diciembre de 2016

ININTELIGIBLE



Dicen que existe una forma de comunicación, que no es la más usada.
Una manera de comunicarse, que suelen poner en práctica contados seres, vivos y no vivos.
Será esa forma la que use el viento para transmitir sus estados de ánimo.
La lluvia hará algo similar, de la misma manera que el sol, las nubes…
De otro lado, los seres vivos usan sus propios códigos para transmitir todo lo que les venga en gana. Entre individuos de una misma especie, en teoría, la comunicación ha de ser menos complicada. Aunque en no pocas veces resulta excesivamente compleja.
En determinadas ocasiones, resulta mucho menos complicada la comunicación y el entendimiento entre especies diferentes.
Supongo que algo así es lo que les ocurre a los alambres, las herramientas y a mis manos.
Al principio, cada cual por separado, sabe lo que quiere, aun no teniendo muy claro cómo se logrará alcanzar. Con leves movimientos se inicia una mínima comunicación. Ésta va regando el ambiente de seguridad y confianza reforzando la conexión entre todos. Hay momentos en los que cada cual va por su lado, dando la impresión de que no se escuchan los unos a los otros, aunque en realidad, siempre se tienen en cuenta. Saben que será siempre mejor juntos que cada uno por separado. Juntos se acompañan, se escuchan, se hablan y acuerdan la manera de continuar. Continuar hasta lograr crear algo nuevo.
De cara a los demás, lo que logren hacer, podrá gustar o no. Pero eso es lo que menos les importa. Lo esencial para ellos es que en cada nueva pieza hecha, en cada trozo de alambre que ha adquirido una forma que no esperaban, van sus conversaciones, sus momentos juntos, sus discusiones, sus maneras de resolver lo que les parecía imposible... Maneras todas de sentir.
Ésta es su forma de plasmar sus vivencias, sus ocurrencias sus estados de ánimo o lo que les parezca oportuno en cada instante de sus existencias.