Retoñan tus veneros, un suave levante los trae consigo.
Te sumerges en mi aliento y recorres mi corpóreo ser.
La interna mar gruesa rescata esas sensaciones ávidas por florecer para acariciarme con su bálsamo.
Suave periplo el iniciado.
Asciendes, desciendes y te deslizas con dulzura, por mis senderos más internos, pariendo estremecimientos.
Frúnceme con tu calor hasta juntos perecer, abrazados tibiamente, en el plácido cobijo.
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