domingo, 20 de mayo de 2012

No amanece aún


Aún no hay señales del Sol y, este particular despertador natural, ya se ha activado. El “hijoputa”, comienza por los dedos de los pies; los tensa y los pone a cada uno para un lado, el pie es como un abanico abierto, sólo que en lugar de aire fresco, transmite un dolor intenso (que a estas horas, como que no pega). Los músculos cercanos, se encelan y, uno a uno, se van tensando, provocando movimientos imposibles, a la zurda de mis piernas. Esta vez han abarcado desde el pie a la rodilla y ahí han parado su ascenso.
Ante semejante despertar, lo primero que viene a la cabeza es “cagarse en todo lo cagable y en lo que no también”. Pero, de manera sorprendente, esta cabeza mía,  “ha tirao pa otro lao”. Cada vez es más rápida y más lista la "Cabrona". En lugar de caer en lamentos y discusiones consigo misma, ha comenzado a silbar. Este silbido ha entrado por los oídos y ha recorrido todo el cuerpo. Poco a poco, ha conseguido disuadir ese dolor matutino y, ¡de repente!… los pies al suelo camino de la guitarra. Piso el suelo, que duele y está frío, y la melodía me empuja con fuerza, con más fuerza. Con una pierna tirando de la que arrastra, alcanzo la guitarra y, con más cautela que a la ida, inicio la vuelta a tomar asiento en mi cama.
La melodía no para de sonar en todo el trayecto. Ahora, “Shaula” la aprende y conduce a estos dedos, para hacerla sonar juntos. A su vez, esta “Puta” cabeza mía, no para, y habla de pillar un boli y un papel. Sin saber muy bien cómo, el bolígrafo traza las líneas del Pentagrama y comienza un juego de dedos. Unos son conducidos por Shaula, y estos mismos, agarran el bolígrafo y escriben lo que ha sonado.
Así transcurre en comienzo del día. Lo que había sido un despertar de músculos cabreados, tensos, se ha transformado en una mañana lluviosa, con una medicinal melodía de guitarra, que habrá que escribirla para Piano (a ver que sale).

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