lunes, 25 de mayo de 2009

Un día de tantos, la pantalla se apodera de la atención. Ojos alelados observan lo que envían esas líneas de colores y sonidos. Sólo un par de ojos desvían la mirada hacia un pequeño objeto que descansa en el suelo. Éste es una simple bola de papel. Sara se dirige a ella con curiosidad, la toma entre sus diminutas manos y se la lleva a la boca, con afán de investigarla. Camina con ella hacia Carlos, él le describe el significado de la pequeña bola de papel. Juntos la deshacen y la vuelven a hacer. En el rostro de ella se pueden adivinar gestos de sorpresa. Sus ojos y su boca se abren hasta el infinito, es cómo si por arte de magia, un simple papel se transformase en pelota una y otra vez. Acuerdan iniciar un juego, Sara toma una silla, se sienta frente a Carlos y comienza la diversión. Uno lanza la bola para que el otro la atrape. Los dos se entretienen y sus risas despiertan la curiosidad de José Antonio, que sin pensarlo y sin palabras, toma otra silla y pide participar en el juego. Sara y Carlos no lo dudan y ahora son tres jugando a pasar la bola de papel. La curiosidad de José Antonio se contagia y primero Álvaro y después Luna, se unen a la diversión. El juego se anima y cada vez los pases se dan con más ritmo y energía. De repente uno de ellos dice; “¡vamos a bailar!”, e intercambian sus posiciones sin que deje de rotar la bola. Ante este inesperado revuelo, aparecen carcajadas y gritos de recreo. El tiempo discurre de manera fugaz y sin darse cuenta, todos sienten que se avecina la hora de almorzar. Nuevamente, sin tener que decir ni explicar nada, uno a uno se va despegando del juego y se dirigen al lugar de la comida. El juego va desapareciendo con calma para dar lugar a una nueva celebración de manjares exquisitos.
Sentados, de nuevo juntos en la mesa, cuentan sus sensaciones y hablan del divertido juego entre bocado y bocado.
La bola de papel, la creadora de ésta diversión, descansa nuevamente en el suelo del salón a la espera de ser investigada por otro u otros curiosos aventureros.

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